Pocas horas después de se hiciera público que Mark Felt afirmaba ser "garganta profunda", el Whashington Post, y sus míticos reporteros Woodward y Bernstein, confirman la noticia.
Al principio habían guardado silencio, imagino que hasta confirmar de primera mano, por el propio Felt, que ya podían abrir la boca que han tenido tantos años cerrada.
Estos dos Periodistas (sí, con mayúscula) se ganaron su jubilosa jubilación con aquella serie de reportajes que destapó los trapos sucios de Nixon. No sólo escribieron uno de los más intrépidos capítulos del periodismo mundial, y quizá de los últimos, sino que prometieron guardar silencio sobre su principal fuente, y así lo han hecho, hasta que él mismo ha dado la cara.
Para un diletante del periodismo como yo (periodista de salón me llaman algunos, y cosas peores otros) el interés por esa preciosa (y difunta) profesión se le despertó con Lou Grant, aquella peli con Dustin Hoffman y Robert Redford, aquel libro, aún pendiente de terminar (mi nivel de inglés...).
Qué lástima que ese tipo de periodismo ya pertenezca a la historia del periodismo y no a las técnicas del periodismo.
El Periodismo ha muerto ¡Viva el Periodismo!.
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