Javier reconoce su ignorancia sobre Internet en general y sobre las bitácoras en particular (e-minusvalía lo denomina él), pero también que, gracias a su pifia del otro día, ha descubierto un mundo apasionante, algo así como el que estaba ciego y recupera la vista.
Tan apasionado se le ve ahora con este mundillo que acaba de descubrir que asegura seguirá con fruición el día a día de la blogosfera, y hasta coquetea con la idea de crear su propia bitácora, aunque parece algo remiso aún.
Desde aquí le animamos a que lo intente. Una de las grandezas de las bitácoras es precisamente que la barrera tecnológica ya no existe (PDF), no es excusa. Crear una bitácora es facilísimo y rapidísimo sin necesidad de saber nada de ordenadores, basta con emplear uno cualquiera de los sistemas de gestión de bitácoras, como el de bitácoras.com o blogger.
Lo único necesario para escribir en una bitácora son un par de cosas:
- Tener algo que contar. Javier es una persona intelectualmente muy inquieta. Dudo mucho que su columna en La Verdad la escriba sólo por dinero.
- Saber contarlo. Y Javier no será un experto en Internet, claro, pero escribe muy bien.
Por tanto, si quieres, Javier, nada te lo impide. Además, si te preocupa el poder llegar a mucha gente o no, seguro que pronto te convertirías en uno de los grandes. Gente como Ignacio Escolar (Escolar.net) o José Luis Orihuela (e-cuaderno) reciben a diario miles de visitas. Eso, en un cálculo aproximado, es bastante más de los lectores que puedes tener en tu columna de La Verdad. Sí, mira, ten en cuenta que pese a su gran difusión, en La Verdad hay varios cientos de artículos y noticias con los que debes competir, los miles de visitas de las grandes bitácoras son sólo para ellos.
Incluso si te conviertes en uno de los grandes puedes rentabilizar algo tu aportación a la blogosfera incorporando publicidad de Google, Ad Sense se llama, aunque eso lo puedes dejar para cuando todo esto te sea familiar.
Otra ventaja de escribir una bitácora es que tienes una libertad tremenda. No estarás limitado a las 600 palabras de una columna impresa ni a presiones de ningún tipo sobre lo que debes o puedes escribir. Podrás escribir cuanto quieras, aunque bien es cierto que este medio lo que pide es ser sintético.
Incluso podrás escribir con pseudónimo si quieres hacer algo realmente cañero y contar aquello que siempre quisiste contar, pero que no puedes hacer bajo tu nombre y apellidos. Bueno, ello siempre que no incurras en delito, claro, la libertad de expresión tiene aquí los mismos límites que en el mundo impreso.
En definitiva, Javier, anímate, seguro que serás uno de los buenos y tu aportación interesante para todos.
Algunos fragmentos de Javier en su columna de hoy:
He ventilado mi barbarie por Internet y he descubierto que, aunque yo me acabo de incorporar, hace ya una web-eternidad, al principio de los tiempos, a principios de los años noventa del siglo pasado, que el científico británico Tim Berners-Lee -el abuelo del World Wide Web, una de las 100 personalidades más importantes del siglo XX y Premio Príncipe de Asturias 2002- ya tuvo un blog personal. Y yo en mantillas, convertido en un auténtico e-minusválido, minusválido tecnológico, quizás demasiado lento para adquirir, con la velocidad necesaria, todas las destrezas técnicas que nos obligarán a utilizar próximamente.
Pero, como dice el evangelio, los caminos del Señor no sólo son inescrutables, sino insondables, y, de una pifia que cometí en mi último artículo, malcitando un texto recibido a través de una cadena de correos electrónicos, he descubierto de golpe, como el que recupera la vista con un capón, el mundo hiperactivo (prácticamente un hervidero) de los blogs. Incurrí en errores y en erratas. Los errores fueron considerar como anónimos los textos que circulan por la red en oleadas de correos electrónicos, y luego bajar la guardia en el rigor de la cita y sus tipografías (la cursiva: que no basta y se pierde fácilmente -como ven que estoy haciendo, voy a poner comillas, aunque sean simples, a las palabras en cursiva porque luego, desaparece la cursiva y no deja rastros-; la comilla: en todas sus variantes -simples, inglesas o dobles y angulares o latinas-; y la referencia al origen, sea el que sea), pues estos textos casi virtuales, que circulan sin firma, tienen autor aunque no esté identificado, y se debe buscar, y si no se disponen de esas habilidades, si se es un e-minusválido, al menos, señalar su incierta procedencia.
[...] Por este camino insondable me he interesado mucho por el mundo de los blogs. No sé si me atrevería a construir uno, pero sí que participaré más activamente en el tuyo y en otros. He leído en navegante.com que Tim Berners-Lee, su creador, cree firmemente que «la www es una fuerza que incentiva el cambio social y la creatividad del individuo». Yo creo que puede serlo y que ya es, de alguna manera el quinto poder, que vigila a los otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario