martes, junio 08, 2004

¿Objetividad? El Doblepensar empieza en uno mismo


"Su mente se deslizó por el laberíntico mundo del doplepensar. Saber y no saber, hallarse consciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo; y, sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo. Ésta era la más refinada sutileza del sistema: inducir conscientemente a la inconsciencia, y luego hacerse inconsciente para no reconocer que se había realizado un acto de autosugestión."
1984. Cap. III.


No soy objetivo, lo reconozco. Y no se me caen los anillos por ello. Otra cosa muy distinta es que no intente buscar la objetividad. Pero soy consciente de la dificultad, porque tengo mi forma de ver el mundo, que actúa como filtro a la hora de asimilar la realidad. Además, tengo ciertas barreras al acceso a la realidad. Lo hago, en la mayoría de los casos a través de intermediarios que, a su vez, tienen su filtro, con uno u otro sesgo, mayor o menormente intencionado. Esta visión sesgada se compensa dedicando tiempo a ampliar el número de posibles fuentes para el acceso a esa presunta realidad. Pero claro, tampoco me sobra el tiempo, como a la mayoría. Por eso, mejor resignarse a que, aunque hay que esforzarse cada día por ser objetivo, la Objtevidad, vista como algo elevado y puro, no existe. En todo caso, grados de objetividad.

El adalid del periodismo y de la objetividad


Alguna vez, cuando mi estómago anda más o menos bien, hago como hace doña Espe con la Cadena SER, y me escucho un rato a Jiménez Losantos para darme cuenta de que, efectivamente, otro mundo es posible, aunque bien es cierto que distinto al que uno suele imaginarse como ideal.

Hasta hace poco pensaba que gente que decía cosas parecidas a las que dice Losantos sólo podían ser simples ignorantes manipulados, desinformados, etc. Sin embargo, Losantos es un tío muy culto, muy leído y muy inteligente, con lo que se me descuadraba el chiringuito. Así, pensé que Losantos era un cínico que pensaba una cosa y decía otra, simplemente por interés, porque le convenía ayudar al PP y porque eso convenía, a su vez, a la COPE y el resto de empresas y 'grupos fácticos perfectamente reconocibles' o no tan reconocibles para los que trabaja directa o indirectamente.

Pero no, ese señor no es tan buen actor como para manipular la verdad, e incluso directamente mentir, tan vilmente como lo hace y que no se note ni se ponga colorado. Orwell me dio la explicación. No es, ni más ni menos, que un simple acto de doblepensar. A Losantos lo había asociado a Goebbels: repite una mentira miles de veces y terminará siendo verdad en la mente del oyente. No, no es eso. Goebbels era un psicópata de la mente, frio y calculador, un gran científico de la mentira y la manipulación; sabía en todo momento que trabajaba con mentiras. Losantos es vehemente, pura incontinencia rabiosa. SE CREE LO QUE DICE. Y una persona tan culta e informada como él solo puede creerse las cosas que dice tras un previo acto de autosugestión, en definitiva, de Doblepensar.

Engañar a los demás es más fácil si uno se engaña a sí mismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hubiese estado mejor si lo acompañases de ejemplos de lo que le criticas, sino se queda en una simple rabieta contra un periodista que no te gusta. Pero haces bien, hay que consultar muchas fuentes para acercarse a la verdad y muchas dirán lo que a tí te gusta que digan. No dejes que un borrón en la información como los de Jiménez Losantos te aparten de la luz.