Si entre todos podemos pagarle a Aznar la medalla del congreso de EEUU digo yo que también podré tener la mía. Y ya puestos, pues yo quiero dos.
Tal vez no sean tan reputadas ni tan caras (dos millones de dólares más o menos nos va a costar) pero mira, al peso gano yo. Dos medallas mejor que una.
Imagino que eso debería englobarse en el apartado de acciones tendentes a lograr un efecto de doblepensar: me compro una medalla con el dinero de la peña y, encima, les hago creer que soy un magnífico estadista. Doblepensar de pago sería eso. El de la seguridad social va a ser de menos calidad, imagino.
2 comentarios:
Vaya, una vez con la aficción del poder y en ese "círculo fatal" y alucinado por el verse ahí arriba, debe ser difícil no aprovechar para """estar lo más arriba""", hacerse la foto y que le condecore si es posible hasta el rey de Ganímedes.
Aunque a lo mejor, una vez llegado a Ganímedes, al pobre ansar le ha desmotivado que sólo se fijen en él por lo guapo y buen jefe que es:
http://www.arearh.com/psicologia/ganimedes.htm
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Otra posible explicación de esa altivez sería, mediante una referencia no tan interesante como la que aportas del complejo de Ganímedes, una vieja canción de un grupo-parodia hortera de los 80, Los Inhumanos, que tenían una canción titulada "me duele la cara de ser tan guapo". O tal vez no, porque cuando se tiene la cara tan dura es difícil que le duela a uno.
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