sábado, julio 31, 2004

Irreverente Moore

Ayer pude ver Fahrenheit 9/11 de Michel Moore. Frente a otros calificativos poco amistosos que he oído por ahí a mí el primer adjetivo que se me ocurre para definirla es el de irreverente.



Michael Moore en un plano de la película


Los republicanos más acérrimos descalifican la película porque sugiere (sin decir) algunas cosas que fueron exactamente como dice y no como insinúa. Me explico: por ejemplo, dicen que Moore afirma que los saudís familia de Bin Laden salieron del país cuando aún no se podía volar, cosa que no es cierta, él dice que salieron a toda prisa y muestra la lista de aviones (todos con fecha del día 13 bien visible), aunque a un espectador despistado le pudiera parecer que se refería al periodo de tiempo en el que estaba cerrado el espacio aéreo. Si eso es todo lo negativo que le pueden achacar a la película van listos los neocons, o cons, o neoliberales, o liberales de toda la vida, que yo me pierdo con tanto nombre para la misma cosa.

También está claro que es un hábil manipulador. Aunque dice que él no hace comedia lo cierto es que domina a la perfección la ironía y la provocación. Le gusta montar la película de forma que de vez en cuando se dejen preguntas en el aire "¿porqué fuimos a esa guerra?" para, justo a continuación, meter un plano de las empresas petrolíferas tras las que parece girar toda la trama.

También es buena la ironía con la que muestra un grupo pacifista, cuatro amigos de un pueblecito, rechonchos, comedores de galletas, tumbados a la bartola, en donde se infiltró un miembro de la policía secreta, con la intención de espiarlos por sospechosos de terroristas. Con un plano de un par de estos gorditos tumbados con su galleta una voz en off: "salta a la vista que son muy peligrosos ¿no?".

También es muy buena la secuencia en la que se planta en la puerta del congreso para intentar reclutar para la guerra (para la que andan como locos buscando gente que alistar) a los hijos de los senadores que votaron a favor de la guerra.

El primero con el que se topa hace lo posible para quitarse de enmedio educadamente, y hasta se lleva en lamano un folleto sobre el alistamiento. Otro congresista le mira con verdadera cara asesina cuando se da cuenta de lo que pretente. Pero es que otros no tienen reparos en apartar su mano de la de Moore como si de un verdadero apestado se tratara.

Bush queda retratado como un auténtico papanata. Cosa que no cuesta ningún trabajo y sin que apenas tenga que manipular nada. Todas son imágenes reales del propio Bush, como esa en la que afirma que "vamos a destruir al enemigo... bla, bla, los responsables serán capturados... bla bla, les vamos a dar... bla" y entonces se abre plano y se le ve con un palo de golf "a ver esa pelota...". Ya digo, él solito se muestra como lo que es.

También lee Moore, al final del documental, un pasaje de Orwell, referido a la guerra, y a su sentido en la sociedad, que no es otro que no haya vencedores ni vencidos, sino un estado permanente de tensión con la que mantener dócilmente sometidos a los ciudadanos.

No era este texto, aunque me suena que era de 1984 o inspirado en esa obra, pero también anda relacionado:

Pero también resultó claro que un aumento de bienestar tan
extraordinario amenazaba con la destrucción —era ya, en sí mismo, la destrucción— de una sociedad jerárquica. En un mundo en que todos trabajaran pocas horas, tuvieran bastante que comer, vivieran en casas cómodas e higiénicas, con cuarto de baño, calefacción y refrigeración, y poseyera cada uno un auto o quizás un aeroplano, habría desaparecido la forma más obvia e hiriente de desigualdad. Si la riqueza llegaba a generalizarse, no serviría para distinguir a nadie. Sin duda, era posible imaginarse una sociedad en que la riqueza, en el sentido de posesiones y lujos personales, fuera equitativamente distribuida mientras que el poder siguiera en manos de una minoría, de una pequeña casta privilegiada. Pero, en la práctica, semejante sociedad no podría conservarse estable, porque si todos disfrutasen por igual del lujo y del ocio, la gran masa de seres humanos, a quienes la pobreza suele imbecilizar, aprenderían muchas cosas y empezarían a pensar por sí mismos; y si empezaran a reflexionar, se darían cuenta más pronto o más tarde que la minoría privilegiada no tenía derecho alguno a imponerse a los demás y acabarían barriéndoles. A la larga, una sociedad jerárquica sólo sería posible basándose en la pobreza y en la ignorancia. Regresar al pasado agrícola —como querían algunos pensadores de principios de este siglo— no era una solución práctica, puesto que estaría en contra de la tendencia a la
mecanización, que se había hecho casi instintiva en el mundo entero, y,
además, cualquier país que permaneciera atrasado industrialmente sería inútil
en un sentido militar y caería antes o después bajo el dominio de un enemigo
bien armado.


3 comentarios:

Kyo dijo...

Quise verla este finde en Elche, pero las señoritas sorprendentemente se decantaron por "Yo,Robot". No está mal, pero no tanto que ver con el relato que escribió Asimov con el mismo nombre. De la curiosidad, me pillaré cosas de este hombre. Tiene pinta de ser interesante.

Juan Carlos García Gómez dijo...

Hombre, Will Smith es más guapetón que el gordito del Moore, y en la peli de Moore de efectos especiales bien poco. Se ven escenas de guerra, heridos, bombas... pero todo es real, con lo que no se hace tan divertido.
Imagino que habrán destrozado la obra de Asimov y, si acaso, habrán tomado lo de las tres leyes de la robótica.
El mundo de 1984 y el de los robots que se revelan tiene cierta relación. Dejamos el poder absoluto en manos de otros y luego es tarde (o casi) para recuperarlo.
Conclusión: La desidia nos hará menos libres

Anónimo dijo...

Jeje, "las señoritas de Elche". Es lógico preferir yo robot. Es un magnífico espot publicitario, centrado en la cocacola, las marcas, el cuerpo y el amor de toa la vida; entretenida. Es curioso que nos intenten vender no sólo marcas sino añoranza de marcas, pequeños y antiguos paraísos perdidos en forma de una marca que ya no podemos comprar. La ideología esta -o ya no sé cómo llamarla y qué decir- empieza a tener unas cotas de sublimidad apasionantes, si es que se puede decir eso así.

Iván
http://www.librexpresion.org/index.php?q=blog/476