domingo, febrero 06, 2005

Ya están disponibles los papeles del 'Watergate'

Las notas de los periodistasA través de e-Cuaderno y de Atrium vemos que, en el Harry Ransom Humanities Research Center de la Universidad de Texas ya están disponibles parte de los papeles del famoso 'Watergate', que hizo a Nixon dar con sus huesos en la puñetera calle.

El Gran Hermano de turno suele tener gran número de herramientas de control que le permiten salirse con la suya. Sin embargo, a veces, David puede con Goliat y, como en este caso, un par de periodistas son capaces de tumbar al gigante simplemente haciendo bien su trabajo.

La lástima es que el ejemplo de Berstein y Woodward no es demasiado frecuente. Hoy casi ningún periodista trabaja como ellos lo hacían. Casi ningún jefe de redacción ni director de un medio son capaces de tirar para adelante con un material de este tipo. Bueno, salvo que ello forme parte de una conspiración mediático-empresarial para tumbar al presidente de turno, claro. Y aún así, en estos días el papel de 'Garganta Profunda' (el confidente) no se limitaría a dar simples pistas como hacía aquél. No, ahora el chivato de turno tiene que darle el trabajo ya hecho, y casi redactado y todo, al periodista.

No es que los jefes de estos dos periodistas del Whasington Post les dieran muchas facilidades, pero, tras asegurarse lo máximo posible de que no se iban a columpiar, dieron vía libre a la publicación de aquella serie de artículos que, además de a la dimisión de Nixon, dieron pie a la publicación de un libro firmado por ambos periodistas, All the President's Men (a ver si me animo a luchar con mi pobre inglés y consigo terminarlo), y a una fantástica película, de idéntico título, interpretada por Robert Redfort y Dustin Hoffman.

Reconozco que dicha película y las peripecias de Rossi, Billie y el resto de intrépidos reporteros de la serie Lou Grant tuvieron bastante que ver con que desde siempre deseara estudiar Periodismo. Luego, en las aulas, uno se desencanta en buena medida. Pero bueno, una cosa son las ilusiones y los sueños y otra la realidad.

Aunque algún que otro ejemplo hay, más anecdótico que otra cosa, se echa de menos trabajos de ese tipo, aunque sólo sea para dignificar un poco la maltrecha imagen del periodismo actual y para que el Gran Hermano de turno se corte un poco por temor a que se le vea el plumero.


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