viernes, diciembre 19, 2003

Vaporizar las personas y la memoria de los muertos


“Las detenciones ocurrían invariablemente por la noche. Se despertaba uno sobresaltado porque una mano le sacudía a uno el hombro, una linterna le enfocaba los ojos y un círculo de sombríos rostros aparecía en torno al lecho. En la mayoría de los casos no había proceso alguno ni se daba cuenta oficialmente de la detención. La gente desaparecía sencillamente y siempre durante la noche. El nombre del individuo en cuestión desaparecía de los registros, se borraba de todas partes toda referencia a lo que hubiera hecho y su paso por la vida quedaba totalmente anulado como si jamás hubiera existido. Para esto se empleaba la palabra vaporizado.”

El gobierno español decidió no sumarse a la recepción que se hizo en el congreso a los exiliados de la guerra civil. Con ello desaprovecharon una buena oportunidad para desligarse, un poco al menos, de la imagen de herederos del franquismo que algunos ven en los gobernantes del PP.

Parecían querer ningunear el acto; si no tiene repercusión y no se ve, no se recuerda, y si no se recuerda, no existe. Ese intento de forzar el olvido, de vaporizar la memoria de todos aquellos que murieron o padecieron bajo el régimen del tirano sólo se explica porque sintieran que el acto, en realidad, les atacaba a ellos, como si ellos mismos fueran los represores, lo que parece dar la razón a los que sostienen la teoría de la herencia del franquismo: el que se da por aludido sabrá porqué lo hace.

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