Las tropas del ejército español partieron hacia Irak en misión humanitaria. Así nos lo dijo el gobierno y así tuvimos que tragarnos la rueda de molino. Junto a ellos, sin que nadie nos lo dijera, partió un grupo de espías del CNI, hecho del que tal vez no nos hubiéramos enterado de no haber tenido ocho de ellos la desgracia de morir en dos ataques de la resistencia Irakí. En ambos casos se les dio un tratamiento de civiles, como si hubieran estado allí de turismo.
Claro, si el tratamiento hubiera sido militar ello habría implicado reconocer que estas personas murieron en acto de combate y, por tanto, en una guerra que no existe. Pero si hubiéramos estado en guerra ¿qué pasa con el artículo 63 de la constitución (la guerra y la paz la firma el rey tras pasar por el congreso)?. Y si son civiles ¿qué hacen los espías del CNI en una misión humanitaria? ¿descargar camiones de alimentos?.
El Ministerio de la Verdad
Posteriormente el Sr. Rajoy ya no hablaba de 'misión humanitaria', sino de 'pacificación', y que para la pacificación eran precisos miembros del CNI que facilitaran la labor del ejército.
Según estos razonamientos y perversión de las palabras la 'resistencia' pasa a ser 'terrorismo', se reescribe el presente, e incluso el pasado, como hacía Winston en el Ministerio de la Verdad en el 1984 de Orwell. Tal vez, aplicando la nueva regla, la Neolengua, Agustina de Aragón habrá que recalificarla como 'terrorista' en lugar de heroína y líder de la 'resistencia'. Ahora lo 'humanitario' (que ya antes se usó como eufemismo) pasa a ser 'pacificación' (armada, claro). Las matanzas de niños al lanzarles ráfagas de ametralladora o bombas son muertes por 'error', la 'ocupación' es 'liberación'
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