El gobierno de EEUU ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que, casualmente, se aproximan las elecciones presidenciales.
Así, siguiendo al pie de la letra las predicciones de Michael Moore al respecto, ha decretado un mes de alerta en vísperas de las elecciones, perdón, quería decir del tercer aniversario de de los atentados del 11-S.
Si antes ya había aumentado el nivel de alerta en Washington y New York, ahora la alerta se hace extensiva a todo el país.
La idea, de lo burdamente obvia, da hasta vergüenza. Se cansó Michael Moore de decirlo en su película y por donde le han ido preguntando, nos hacemos eco aquí al igual que hacen en un montón de medios más o menos libres. Estaba claro que al irse acercando las elecciones se iría decretando sucesivos niveles superiores de alerta, para así tener atemorizada a la gente y jugar con la psicología básica y primitiva: el ser humano tiende a aferrarse a lo que puedan considerar su lider cuando se sienten amenazados. En este caso, ese papel se lo autoasigna Bush, y los norteamericanos parece que tragan. Al menos nadie se ha echado a la calle a denunciar tan burda manipulación de los estados de ánimo.
Es burdo y vergonzoso, pero a Bush le funciona, y nadie parece dispuesto a hacer nada. Kerry no. A ver quién se arriesga a ser llamado antipatriota a unas semanas de las votaciones...
1 comentario:
Pues hombre, precisamente, y en relación con tu anterior anotación, llevo tiempo esperando la ocasión en que compares Fahrenheit 9/11 con una sesión de odio.
La comparación es evidente, y yo mismo la he hecho, siguiendo a Andrew Sullivan.
Pero has desaprovechado todas las oportunidades.
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