Comentaba José Carlos Rodríguez sobre el anterior post:
Pues hombre, precisamente, y en relación con tu anterior anotación, llevo tiempo esperando la ocasión en que compares Fahrenheit 9/11 con una sesión de
odio.
La comparación es evidente, y yo mismo la he hecho, siguiendo a Andrew
Sullivan.
Pero has desaprovechado todas las oportunidades.
La verdad es que yo no veo esa oportunidad. Está bastante con alfileres.
En 1984 el odio se proyecta a instancias del Gran Hermano: todos contra Goldstein; desde el poder contra una figura imaginaria, con el objeto de que el odio se proyecte hacia afuera, y no hacia adentro, y así se ayuda a que el poder se perpetúe.
Aquí no veo ese paralelismo por ningún lado. Michael Moore lucha desde fuera "del partido" y contra el Gran Hermano, no contra Goldstein.
En todo caso, durante la reciente Convención Republicana Moore sí podría haber representado la figura de Goldstein (Moore, ese gran enemigo de la patria, la libertad y el bienestar de la nación).
Y bueno, Fahrenheit 9/11 no deja de ser un pseudo-documental donde Moore exagera algunas cosas, ridiculiza otras, insinúa otras cuantas, pero cuenta (me parece a mí desde la distancia y la ignorancia que no tengo más remedio que tener al respecto) que no se aleja (desgraciadamente) demasiado de la verdad al retratar al sr. que tenemos como Gran Hermano mundial.
Me daría igual un tipo como Bush si se limitara a jugar al golf en su rancho todo el día, si no ostentara el cargo que ostenta. Pero la verdad, me da miedo que tantas cosas de mi vida (y de la tuya también aunque a tí hasta te pueda gustar eso) dependan de un tipejo como ése.
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