“Este vestíbulo, con sus cincuenta funcionarios, era sólo una subsección, una pequeñísima célula de la enorme complejidad del Departamento de Registro [...] Había también un gran número de empleados cuya labor sólo consistía en redactar listas de libros y periódicos que debían ser «repasados». Los documentos corregidos se guardaban y los ejemplares originales eran destruidos en hornos ocultos. Por último, en un lugar desconocido estaban los cerebros directores que coordinaban todos estos esfuerzos y establecían las líneas políticas según las cuales un fragmento del pasado había de ser conservado, falsificado otro, y otro borrado de la existencia.” Cap. IV.
Estos días uno de los profesionales más cotizado y solicitado en los ministerios del gobierno español está siendo el técnico de mantenimiento de las máquinas trituradoras de papel. Parece ser que más de una ya se ha atascado por sobrecarga, y unas cuantas han quemado los motores por exceso de trabajo.
Una noticia de la Cadena SER afirma rotundamente que en los ministerios de Fomento y Economía echan chispas las máquinas trituradoras de papel para destruir documentos sobre Gescartera o el Prestige.
Aunque es necesario confirmar tales hechos, cosa difícil una vez que la trituradora ha hecho su trabajo, lo que más me llama la atención de la noticia es la cantidad de documentación (toneladas) que se supone que está siendo destruida. Parece claro que en los ministerios no contaban con que pasaríamos de ZP a PZ y, por tanto, como decía aquel operario que aparecía en "El Milagro de P-Tinto": "Uhhh, aquí va a haber que sanear", y rápido.
Tal vez sea por esos motivos por los que, en el sistema político español, se deja tanto margen de tiempo desde las elecciones hasta la toma de posesión del nuevo presidente: para que el Departamento de Registro de turno tenga tiempo de hacer su trabajo y dejar los archivos bien saneados. En este caso, se les ha amontonado el trabajo, tanto que casi tienen que prenderle fuego al archivo, emulando las prácticas incendiarias del Farenheit 451 de Bradbury. Pero nosotros estábamos con 1984 y eso, eso es otro libro...
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