jueves, marzo 25, 2004

En el país de los mentirosos el manipulador es el rey


Los mandatarios del PP deslegitiman la victoria electoral del PSOE del 14-M. Por boca del mismísimo Aznar acusan al PSOE y a "un poder fáctico fácilmente reconocible" de "violentar el luto y la reflexión de los españoles" en clara alusión al grupo Prisa, en general, y a la Cadena Ser, en particular.

Según el gobierno saliente, el Ministerio de la Verdad, con Zaplana al frente, el Ministro de Interior, Acebes, y el presidente Aznar dijeron la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Esa verdad indiscutible fue divulgada acríticamente por todos los medios de comunicación afines al gobierno y por la mayoría de los demás medios, incluido, en un primer momento, el diario El País, que tuvo que comerse el sapo de titular "Matanza de ETA en Madrid" en su edición especial de tarde del 11-M, cuando ya muchos indicios ponían en duda la tesis de la autoría de ETA y a algunos se nos metía en el cuerpo el Síndrome de Radio París, al tener que enterarnos por medios de comunicación extranjeros de que las pesquisas se decantaban, la propia tarde del 11-M, por el terrorismo islámico islamista.

La Cadena Ser fue el primer medio en empezar a desmarcarse de la tesis oficial. Fue adelantando una tras otra las noticias y pistas que, posteriormente, se fueron confirmando. Sólo una mancha en su trabajo: la falsa noticia del terrorista suicida, que nunca apareció. El resto de noticias se comprobaron ciertas. La verdad es obstinada.

Causa cierto desconcierto comprobar que casi todos los medios de comunicación, en lugar de investigar e indagar los datos que debieran nutrir sus noticias, se limitaran a copiar y pegar la versión oficial, por mucho que la realidad fuera por otros derroteros. Pero lo peor no es eso, sino que, pasado cierto tiempo, y comprobado que estuvieron dando una vez tras otra noticias falsas, persistan en la actitud del gobierno y, en lugar de reconocer que minitieron o, en su defecto, se equivocaron al difundir, una tras otra, múltiples noticias falsas, se revuelvan contra el medio que más cerca estuvo de decir la verdad. Así hizo el diario El Mundo, que, patéticamente, trató de demostrar la supuesta manipulación de la Cadena Ser. Lo único que logró con esto El Mundo fue dejar patente que, salvo el error del terrorista suicida (un gol en contra), su gran traición manipuladora a este país fue decir la verdad, que contradecía la versión oficial, y dejar patente que la SER les había ganado por goleada.

Rumorea que algo queda

El primer rumor que circuló y trascendió esos días fue una increíble historia que hablaba de un intento de golpe de estado, del propio gobierno, para tratar de decretar el estado de excepción y paralizar las elecciones del que, torpemente, se hizo eco Pedro Almodóvar. Estas declaraciones del director de cine las aprovechó El Mundo para convertirlas en noticia de portada y, de paso, meter una mentirijilla y decir que el rumor salió de la Cadena SER (si el rumor tiene autor no sería rumor, sino noticia falsa).

No contentos con ello, ahora les ha dado a algunos medios por difundir un texto anónimo, es decir, otro rumor, al que se ha dado en llamar 'El Manifiesto de Gran Vía', rumor que propagó Periodista Digital, dándole visos de noticia confidencial. Según el texto, dos periodistas de la Cadena Ser denuncian la manipulación que hizo la emisora de Prisa esos días. Pese a lo burdo del texto, en el que se habla de quiénes eran supuestamente sus fuentes y sus poco nobles intereses, en ningún momento consiguen demostrar que la SER propagara noticias falsas.

Resulta curioso que los periodistas de la SER, por hacer casi (por lo del suicida) bien su trabajo de intentar informar sean manipuladores y, el resto de medios, que mintieron sistemáticamente, sean los adalides del periodismo.

La furia con la que los dirigentes del PP se lanzaron a la yugular de Almodóvar por decir públicamente la tontería del rumor golpista, con la de cosas más importantes que había estos días, me desconcierta y me hace preguntarme si, al menos durante un rato, no se les pasaría de verdad por la cabeza la posibilidad de hacer algo para que las elecciones no fueran el 14-M. El mensaje que difundió Zaplana la noche de la jornada de reflexión pidiendo la disolución de las manifestaciones espontáneas en C/ Génova, por su contenido y por su tono, me hizo pensar lo mismo que a Carlos Carnicero, quien, desde (cómo no) la Cadena SER, instó a los manifestantes a disolverse rápidamente y no dar excusas para que el gobierno tomara ciertas medidas, como un posible decretamiento del Estado de Excepción. A mí, la verdad, tras oir a Zaplana, me resultó casi creíble esa posibilidad.


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