jueves, abril 15, 2004

Cafarell y Grijelmo. Aire fresco para los medios de comunicación estatales


La designación de Carmen Caffarell como directora general de RTVE y el posible nombramiento de Alex Grijelmo como director de la Agencia EFE (aún sin confirmar) auguran algo de frescura para los medios públicos de comunicación, bastante enrarecidos durante los últimos años de control gubernamental y manipulación atroz.

Cafarell es una teórica de los medios de comunicación que ha de enfrentarse al reto de canalizar la creación de unos nuevos estatutos de RTVE, aunque hasta que no veamos culminada la modificación no nos lo terminaremos de creer. El hecho de ser una epistemóloga y no una profesional de los medios puede ser un arma de doble filo: por un lado, su carácter teórico deberá ayudarle en la labor de creación del nuevo estatuto, pero ello podría ser un obstáculo en las labores de gestión.

Menos dudas plantea el nombre de Grijelmo para la Agencia EFE. Además de haber pasado por todos los puestos que puede desempeñar un periodista, Grijelmo, actual director editorial de los periódicos regionales e internacionales del grupo PRISA, ha intentado contribuir con sus libros a la mejora del trabajo periodístico de los plumillas españoles. Es responsable del Libro de Estilo de El País, el impagable El Estilo del Periodista, que debería ser el libro de cabecera de todo aspirante a buen periodista. También es autor de Defensa apasionada del Español y La Seducción de las palabras (nada es inocente en el lenguaje de políticos, publicistas y manipuladores). Hace pocas semanas presentó su último libro: La punta de la lengua.

Grijelmo es conocedor del daño que hace a la lengua española su mal uso, especialmente desde la mala práctica periodística, que ejerce un efecto multiplicador y propagador entre la población de cada nueva incorrección que, por desidia, incompetencia o mala fe, cada día muchos periodistas lanzan como dardos envenenados contra la lengua.

Hablando de dardos, el comité de notables que propuso Zapatero, y que ha de velar por el desarrollo y filosofía del nuevo estatuto de RTVE, en justicia, debería denominarse “Comisión Lázaro-Carreter”, in memoriam, para rendir justo tributo al ilustre erudito recientemente fallecido, que figuraba como uno de los pilares de la misma.

De momento soplan aires de cambio, de frescura y transparencia. Ojalá dentro de unos meses podamos ser tan optimistas.

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